TERMINAR LA COSTA RICA QUE

NUESTROS ABUELOS EMPEZARON A CONSTRUIR

26 Diciembre 2020

La pandemia ha puesto en la lupa pedacitos de Costa Rica en donde se vive en condiciones hace rato superadas


Autor: Leda Muñoz García, Directora Ejecutiva de la Fundación Omar Dengo

Publicado: viagra soft flavored


El golpe de la pandemia sobre la educación es grande y sus efectos se irán desplegando gradualmente. El país tenía tareas pendientes que agravaron sus secuelas.


Por ejemplo, el no acceso a la conectividad en muchos hogares. Y otras más antiguas que a veces se nos olvidan.

Costa Rica trabajó duro durante la segunda mitad del siglo XX para que todas las personas pudieran disfrutar de servicios que consideramos esenciales, como el acceso al agua potable y la electricidad, logrando en pocas décadas avances muy significativos en sus coberturas.


Sin embargo, la pandemia ha puesto en la lupa pedacitos de Costa Rica en donde se vive en condiciones hace rato superadas en la mayoría del territorio nacional, como es precisamente el caso de comunidades que aún no cuentan con electricidad o agua potable. Aunque porcentualmente representan una fracción pequeña de la población en las estadísticas nacionales, estamos hablando de personas, niños y adultos mayores, hombres y mujeres, que están en franca desventaja.


Esta reflexión surge al analizar los datos que se han recolectado de estudiantes que habiendo recibido una computadora por parte del centro educativo, no se la llevaron al hogar durante la pandemia.


De 2.092 centros educativos beneficiados con este programa —los cuales suman una matrícula cercana a los 78.500 estudiantes— en 231 de ellos los niños y jóvenes no se llevaron la computadora al hogar durante el cierre de las escuelas, y en 399 esto se dio solo parcialmente, según un sondeo realizado en octubre pasado. Al explorar las posibles razones, con frecuencia se menciona la falta de conexión eléctrica.


Esto se ha dado particularmente en estudiantes de territorios indígenas. El acceso a esas comunidades es difícil sin duda, pero hay que hacerlo. Las tecnologías nos están facilitando la tarea: en los últimos tres años se han instalado paneles solares en 115 centros educativos mediante el esfuerzo conjunto del Ministerio de Educación Pública y la Fundación Omar Dengo. Debemos terminar de construir la Costa Rica que empezaron nuestros abuelos, y no dejar que las buenas estadísticas nos hagan olvidar a las personas que están aún esperando.


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